Nunca sabes cuando tienes que decir adiós a un ser querido, pero por desgracia ese momento tarde o temprano acaba llegando, estés o no preparada. Un gran golpe en la vida que te lleva a la cruda realidad del día a día. No quieres darte cuenta, pero al fin de al cabo tendría que ocurrir, aunque nunca deseasemos eso.
Han pasado muchos años ya desde que te fuiste, el dolor de tu marcha dejó mi corazón encogido, pero no te olvido; tu recuerdo está presente las 24h de mi día a día. Porque mire a donde mire, vaya a donde vaya, tu presencia siempre viene conmigo.
De pequeña, a la hora de dormir me contabas cuentos en los que yo era la protagonista, me acuerdo de uno que nunca se me olvidará de que iba montada en un caballo marrón por la pradera. Y hace poco logré realizar ese sueño, y me acordé tanto de ti.. También recuerdo cuando vi que tenías en tu agenda telefónica el nº de teléfono de Papá Noél, tan pequeña e inocente me sorprendí demasiado y no dije nada, guardé ese secreto como un tesoro.
Aprendí de ti muchas cosas, de las cuales hoy soy yo. Hay algo dentro de mí que me dice que aunque no te pueda ver, no te marchaste del todo. Y que desde allá arriba estarás pendiente de mi, mi ángel de la guarda.
No sabes cuánto te echo de menos, cuanto extraño tus besos, tus tirones de cachetes, tus achuchones.. y espero que cuando volvamos a vernos, volvamos a estar juntas siempre, porque te quiero mucho.
*ACE;)
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