viernes, 30 de septiembre de 2016

Still life, community values and human connections: the end of the loneliness

Still life, which won the Art Cinema Prize for Best Film and Best Director in 2013 at the Venice International Film Festival, is a charming and thought-provoking portrayal of the work influence in our lives. The movie drama is based on the best-seller La solitudine dei numeri primi which makes the public reflect about their relationships and current affairs. 

The film is set in a village of the South of London and directed by Uberto Pasolini. It tells the story of John May, a council worker who tries to find the relatives of the people who died alone. He is a painstaking person and his quiet life is summarized by his job. Suddendly, his boss decided to fire him because of the cutbacks. However, his obsession to finding the success in his last case will make him feel the excitement and the danger of the unpredictability.

The success of the film lies in its moving portrayal of John's dedication to helping the others even though he is a lonely person too. Eddie Marsan gives an extraordinary performance as John May , who starts to believe in human connections in order to give people the farewell that they deserve. His last case, Billy Carter, changes his life because he will meet his daughter and friends who will give John the adventure and love that he has never had. It shows that human connections and the importance of the little things are the most valuable treasure in the world. The film is well worth seeing and its poignant ending has the public all in tears. 



*ACE;)

miércoles, 3 de agosto de 2016

It's equality, my darling.

Parece mentira que en 2016 el mundo todavía siga estancado en la Prehistoria en algunos conceptos de la vida diaria y no haya sido capaz de evolucionar y adaptarse a los entornos nuevos o a aquellos que ya existían pero que por miedo no salían a la luz. 

Desde el papel de la mujer hasta las ideologías políticas pasando por la condición sexual y estilos de vida en familia. Hoy en día los telediarios se tiñen cada vez más de malas noticias e incluso horribles.

Las faltas de respecto llevadas al máximo nivel, el fanatismo extremo y la locura no han hecho más que crispar lo que podría ser un año especial, el año del deporte... de la Eurocopa de fútbol y de los JJOO de Río de Janeiro, pero no... Parece que la filosofía 'Hakuna Matata' quedó en la pantalla y en las historias del Rey León; difícil de aplicar en un mundo en el que constantemente estamos pendientes de los demás, no por alegrarnos de sus éxitos, sino por criticar y desprestigiar aquello que los hace diferente de nosotros. 

¿Qué más da que una mujer lidere una empresa y sepa gestionarla hasta llevarla a lo más alto del Top Mundial? ¿Qué más da que seas de izquierdas o de derechas; que seas ateo o cristiano; antitaurino o taurino; heterosexual, bisexual, gay, lesbiana o trans? 

¿Quién limita lo que hacemos con nuestro tiempo libre? Los prejuicios. A veces optamos por el silencio porque estamos cansados de escuchar siempre los mismos comentarios, o por miedo a represalias según nuestro entorno o la sociedad que nos rodee, no todos corren la misma suerte... ¡YA BASTA!

Ya basta de pensar en el qué dirán los demás o en encajar en lo establecido en lugar de romper las barreras y ser fiel a uno mismo. Pero ojo también con esta filosofía, porque a veces parece que al aconsejar esto tienes que pisar a todo aquel que piense diferente a ti, que es un carca o que no ha evolucionado, también tiene que haber sitio para ellos en este mundo porque si todos fuéramos iguales nos acabaríamos aburriendo y el mundo del postureo no sería sostenible. Lo que quiero decir es que por reivindicar tus derechos no tienes que coartar la libertad de otros, se puede llegar al consenso y saber dónde ceder para que exista un equilibro entre la diversidad. 

Todos somos piezas fundamentales en este rompecabezas llamado mundo, si no encajas, no te preocupes, tal vez estén colocando la pieza en el lado equivocado, gírate y verás como tú también tienes tu lugar. ¡Vive y deja vivir!




*ACE

domingo, 10 de julio de 2016

Exceso de exigencia.

Supongo que la mediocridad me ha tragado, ya no destaco en nada, los fantasmas del pasado hablan por un yo inexistente, tendré valores, unos maravillosos que no todo el mundo tenga, o quizás sí, siempre habrá algo mejor que tú, pero los premios no se los dan a las buenas personas por su bondad, es más, las buenas personas son las que más injusticias sufren hoy en día. 

Mediocridad y ambición no van de la mano.

Responsabilidades que pesan como cadenas de acero inoxidable que no dejan disfrutar al cien por cien por estar pendiente de que todo salga bien o según lo planeado.

Por eso no puedes pedirle a un camaleón que sea un dragón, porque a pesar de que un camaleón pueda camuflarse en lo invisible al ojo humano, no puede ser algo que no existe: un ser imaginario. 



*ACE;)